En uno de los andares
compartiendo con gente nueva, alguien me dijo “El dolor es la clave del Crecer,
si te duele debes verlo y vivirlo”; así que deje de beber, de pasar de cama en
cama y empecé a dejar salir, todo ese dolor, para ver que clave me daba. Cerré
mi corazón, casi un “Clausurado por remodelación”, porque hasta que no supiera
que eran todas esas claves, esas coincidencias, no valía la pena seguirlo
tratando de esa manera; así que por primera vez, empecé a cuidarlo y a creer
que esas partes perdidas no estaban afuera, estaban en esas señales dentro de
mi propia familia y tribu. Allí empezaron los sueños, los recuerdos
encriptados…
Tenía solo tres años y con neblina a mi alrededor, recuerdo estar
llorando y sin nadie conocido que me cuidara… tenía cinco años y el borracho
esposo de mi tía empezó a tirarme y golpearme con naranjas como si yo fuera una
diana… otro día me encontró solo en la carroza y me llamo, me dijo que tenía
algo para mi, que será? Y entonces me clavo en mi brazo un clavo, y nadie
escucho mis gritos… tenía seis, y estábamos varios primos en el árbol, jugando,
y uno de ellos, ya de los grandes, empezó a meterme mano por una parte muy mía,
no me gusto, eso es normal? me pregunte; pedí a gritos que me dejará bajar, a
partir de entonces le tuve rabia, distancia y asco… tenía siete y mis padres
solo peleaban y peleaban, mi madre hablaba muy mal de él, gritaba, tiraba todo
y después se iba a seguir haciendo mascaras; mi padre gritaba, se defendía
también, se ocupaba y se iba a beber; nadie me miraba… Tengo ocho años, nació
mi hermana, todos la miran, todos la escuchan, yo descubro los libros y allí
todo es bonito, hay historias felices; tomo las letras de mi padre, las
mascaras de mi madre y empiezo a cambiar los personajes de mi vida, a cada uno le
doy un nuevo carácter, a cada uno le pongo los atributos que yo si quería y
empiezo a verme a mí misma así también, como alguien que usa una máscara, a lo
mejor si soy buena, ahora si me van a ver, me van a querer… Aquí todos somos
buenos!
Desperté y llore, llore por mis
muertos, lloré por todas aquellas personas irreales a las que les había puesto
una máscara para poder superar el dolor, llore por ese niños que nunca supo el
juego que lo había protegido de sus recuerdos, lloré por mi madre real que llena
de dolor se fue a vivir en el tiempo del nunca jamás, llore por mi padre y
todos los niños de nuestra familia que nunca supieron lo que era un beso y una
abrazo antes de dormir, llore porque esas mascaras nunca me dejaron verlos como
eran en realidad y por lo tanto no me dejaban encontrar una persona real con
quien compartir mi vida, lloré porque esa carga no me pertenecía y por amor la
asumí; lloré por ese niño que vivido en sus historias hasta hace días; días que
lo mataron y me lo arrancaron de golpe para mostrármelo porque yo andaba
pidieron comprender las claves, ayer que me lo entregaron muerto. Aquí en su
funeral, prendimos una gran fogata, para despedirlo cantando, estamos en la
tribu, todos juntos, con Amor y con Dolor, aquí como ofrendas de una gran vida
en el escenario, tus restos se queman junto con mil y una mascaras, junto a
cada una de mis parejas que dieron vida a mis mil y una historias.
Gracias por
dejarme y traerme, con cada clave, a este mundo donde “Veo las cosas como son”,
sin máscaras, un mundo real, con una vida real, con personas reales, con situaciones reales y
un Amor real con quien caminar.
En honor a mis muertos y a mis partes ya juntas.
Kalen.”
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